Como personas adultas somos responsables de la crianza de las infancias. Muchas veces tenemos respuestas ante las preguntas de nuestras y nuestros hijos, pero otras… solo dudas ¡Y eso está perfecto!
Desde que nacemos adoptamos una forma de ser y de comportarnos acorde a lo que la sociedad según nuestra genitalidad espera que hagamos. Las personas habitamos cuerpos, que desde muy temprana edad cargan con la responsabilidad de responder a una necesidad cultural que se gesta en un sistema que educa desde lo binario.
El Día de la Niñez nos recuerda cada año que las infancias también son portadoras de derechos. El derecho a la identidad es el primer derecho básico humano pero estos están construidos en base a nuestras vivencias personales; excluyendo de esta manera a toda identificación que se escape de lo que dicta la norma establecida.
Creemos que desde las instituciones y espacios por los que transitamos desde que nacemos es muy importante garantizar el acceso y goce de todos los derechos para que las infancias y adolescencias puedan desarrollarse libre y sanamente. Con esta premisa podemos construir una sociedad más inclusiva, justa, equitativa e igualitaria. Romper con lógicas binarias y biológicas da fin a una forma única de percibir y comprender ¿O acaso somos y sentimos todas y todos de la misma forma?
También podemos reflexionar acerca de la escucha, ejercitar nuestros oídos y nuestra mente para entender, aquello que nos resulta ajeno y desconocido. La infancia es una etapa donde las personas adultas acompañamos procesos, cuidamos, guiamos y sobre todo respetamos las propias ideas y formas de sentir de quienes a nuestro cargo desean convertirse en personas que viven acorde a sus ideales y sentimientos.
Aprendamos, preguntemos, escuchemos a quienes criamos día a día ¿Qué tenes para enseñarme hoy? No contamos con verdades y en un mundo en constante cambio nuestra plasticidad es fundamental. Poder criar desde el acompañamiento, el respeto y el amor; y no desde la imposición de nuestras creencias e inseguridades que pueden generar en las y los más chiquitos rechazo y culpa.
Ayudar a remover los prejuicios impuestos al término travesti. Reivindicar la histórica lucha de las personas travesti-trans nos enseña a educar desde el orgullo en un mundo donde lo que no encaja en el sistema es castigado con la violencia y la exclusión.
Invitamos, en este día y cada día, a repensar y reanalizar las palabras respeto, igualdad y equidad. ¿Realmente son utilizadas para generar discursos complacientes o luchamos día a día por generar una sociedad definida por ellas?
Departamento de Género y Diversidad del C.A. Platense