Se trata de contar algo de la vida deportiva de aquellos jugadores que hicieron más goles con la camiseta de Platense, desde 1910 hasta hoy. Algunos con una trayectoria más breve, otros que fueron sumando paulatinamente conquistas con su permanencia en el club. Lo bueno que tiene el recuento es que entre los veinte que hicieron más goles, hay futbolistas de hoy como el romperredes Daniel Vega, cracks del ascenso de 1964 como Orlando Garro, de aquel cuadrazo de 1949 como Vicente Sayago y Santiago Vernazza, de los años veinte como Antonio Duarte, del inicio profesional como Taquito Beristain y Huesito Sánchez, de los sesenta como Carlos Bulla, de los noventa como Marcelo Espina, o hasta de hace un siglo, como Miguel Balmaceda. Empecemos por orden, entonces:
Aquel zurdazo lanzado desde el sector derecho, a cerca de treinta metros del arco de Almirante Brown, se metió arriba y significó el primer gol de su carrera. Era febrero de 2003 y Platense terminaría empatando 3-3 contra el duro equipo de Isidro Casanova. Fue en la cancha de ellos y por la B Metropolitana, no se definía nada puntual, pero resultó en el inicio de una carrera formidable para convertir goles con todos los equipos donde jugó, pero sobre todo, con la gloriosa camiseta marrón y blanca. Ahí empezó la historia en la red de Daniel Alejandro Vega, que haría otro gol en el mismo partido.
Vega hizo cuatro goles en su primer torneo y regresó para la temporada 2005/06 cuando Platense logró ganar el campeonato y volver a la B Nacional, con una cosecha impresionante de 22 goles en 34 partidos. Vuelta en 2007 con 13 tantos en 19 fechas, para otro retorno en 2013/14 y finalmente una cuarta aparición con la camiseta número nueve en 2017/18 consiguiendo el nuevo título y el ascenso. Jugando contra Colegiales, Daniel Vega alcanzó la marca del santiagueño Vicente Sayago y lo superó quedando como máximo goleador en la historia de Platense. Son 85 goles en 237 partidos de campeonato, que terminan siendo 86 y 243 sumando los compromisos por la Copa Argentina. Único e irrepetible. Dos títulos, cuatro ciclos y todos los goles.
Vega hizo goles de todas las formas posibles, incluyendo varios de cabeza, numerosos tiros libres y trece de tiro penal. En su lista de víctimas los primeros son Deportivo Morón y Almirante Brown con 7 goles cada uno, seguidos de Brown de Adrogué y Deportivo Armenio con 5, además de Estudiantes de Buenos Aires y Tristán Suárez con 4 cada uno. Veguita les hizo goles a 39 equipos diferentes. ¿Alguien podrá superarlo en el futuro? Mmmmm, difícil. Son 86.
Tuvieron que pasar 60 años para que Daniel Vega destrone al santiagueño Vicente Sayago (1924-2007), el tremendo wing izquierdo que jugó entre 1948 y 1956. Sayago formó parte de muy buenos cuadros calamares y redondeó 76 goles convertidos, con dos detalles que realzan mucho más su gran campaña: todos los tantos los conquistó con Platense en Primera A y además, le hizo 27 de esos goles a los cinco grandes: 6 a Boca, River y Racing, 5 a San Lorenzo y 4 a Independiente. Un tanto pertenece a una copa de 1952 que no alcanzó a finalizar su programación. Hizo sus 76 conquistas en 208 partidos (205 en torneos de liga). Detalle: la tarde de su debut contra Chacarita en Núñez, hizo dos goles en el triunfo 3-2.
El tercer puesto es para un mendocino que dejó una huella imborrable en Platense. El hombre de Godoy Cruz, Orlando Vicente Garro (1938-2002), fue una máquina goleadora. Llegó para el torneo de 1962 en la vieja Primera B y conquistó 22 goles. Durante 1963 metió 17 y en el año del ansiado ascenso tras nueve años de espera hizo 26. Garro convirtió 65 goles en 100 partidos en la segunda categoría, incluyendo cuatro goles en un mismo partido a Almagro y a Sportivo Dock Sud, tres a Central Córdoba, Los Andes, Almagro y Tigre. Su víctima mayor, queda claro, fue el tricolor al que le hizo 11 tantos, seguido de Tigre y Dock Sud con 6.
Ya en Primera A, hizo 8 goles durante 1965, destacándose dos tantos a Rosario Central y un gol a Boca, la tarde del recordado 3-1 al puntero y futuro campeón en Manuela Pedraza y Crámer. Alcanzó a jugar algunos partidos en 1966 y se fue al fútbol estadounidense. En total, completó 63 goles en 132 partidos oficiales, una cifra espectacular. Era un 9/10, un certero definidor que siempre estaba en el lugar indicado para convertir, muy buen cabeceador y al mismo tiempo podía ser quien creara las mejores oportunidades para sus compañeros.
Nacido en el barrio en 1902, producto de las divisiones inferiores, entreala derecho reconvertido en centrodelantero y goleador, la campaña de Antonio Duarte fue estupenda. Debutó en 1920, cuando Platense se hizo fuerte en la Asociación Amateurs. Con 19 años le hizo tres goles a Quilmes en el 8-1 de 1921 a los cerveceros y mostró su capacidad. Su mejor año fue 1922 cuando metió 22 goles y fue escolta en la tabla de cañoneros del enorme Manuel Seoane, del campeón Independiente. Justamente fue Quilmes el equipo al que más tantos le convirtió (7), seguido por San Isidro (6), Estudiantes de Buenos Aires y Lanús (5).
Fue el eje central de la famosa línea de ataque Calamar entre 1922 y 1926, conformada por Jorge León, Ricardo Cracco, él, Julio Bissio y Manuel Pardal. En 1926 con el mismo nivel de jerarquía, el rosarino Luis Indaco reemplazó a Bissio, que pasó a jugar en Boca. Tercero en los tres torneos seguidos (1924, 1925 y 1926) alcanzó a jugar para la selección argentina contra un cuadro escocés (Third Lanark) y marcó el gol del solitario 1-0. Célebre fue su gambeta a tres defensores y el toque por encima del arquero Caldano en el Gasómetro, en el triunfo 1-0 ante San Lorenzo, que sería finalmente el campeón de 1924.
Duarte es el cuarto goleador en la historia del club, con 64 tantos en 156 partidos. Finalizó su carrera en 1929 y no volvió a jugar. Dedicado a la carrera bancaria, fue dirigente de Platense en los años cuarenta y cincuenta. Un goleador fino, talentoso, con potencia física y la admiración de todos. Falleció aún joven en 1964. Fueron 61 conquistas en torneos de liga y tres por las copas.
El segundo puntero izquierdo que de la pequeña lista de cinco máximos goleadores es Tomás Francisco Beristain, el popular “Taquito”, que llegó desde el modesto Progresista de Gerli cuando se inició el profesionalismo, en 1931. Beristain tenía 20 años y le tocó debutar contra River, con la fortuna de marcar su primer gol con la blanca casaca Calamar. Según cuenta la crónica “a los 10m de juego, Beristain impulsó a la red un pase corto del wing Antonio Campilongo y venció a Jorge Iribarren abriendo el marcador”. Fue por 2-1 el triunfo de Platense aquella tarde.
Con un violento remate, con el uso del taco como recurso distinto al resto, Beristain se fue asentando y nunca disminuyó su promedio de gol. Sus tardes más gloriosas fueron aquel extraño gol olímpico a Gimnasia en 1931 (victoria 4-1), otro tanto idéntico en 1932 a Atlanta (éxito 1-0) y los dos tripletes de 1935, tres a Tigre (4-1 de visitante) y tres a Gimnasia (8-2 en Manuela Pedraza y Crámer). Jugó el período entre 1931 y 1936, con 63 goles en 190 partidos, siendo 180-62 su registro en los campeonatos oficiales (10-1 en copas locales).
Al Lobo de La Plata le metió 10 goles, por lejos su rival más sencillo, seguido de Ferro (7) y Vélez (5). Fue transferido a San Lorenzo junto con su compañero José Pérez en 1937, lo que originó muchas protestas entre los socios porque fueron dos jugadores muy valiosos.
Juan Segundo Prado (1916-1996) ha sido catalogado por Jorge Sepiurca, el célebre historiador del club, como el gambeteador más importante de la larga vida de Platense. Debutó en 1936 y se mantuvo durante once temporadas, sin problemas de perfil (fue entreala derecho o izquierdo) con la famosa gambeta y mucha presencia en el área vidal. Prado hizo 55 goles en 205 partidos de Primera A, añadiendo 5 encuentros más por Copas. En total, 210 presencias y 55 goles.
El séptimo goleador pertenece a la prehistoria de Platense. Nacido en el Siglo XIX, Miguel Balmaceda se ubica allí con 171 partidos y 54 goles en su extensa campaña jugando entre 1913 y 1924. Integró el equipo subcampeón de 1916. En los partidos de liga lo suyo fue de 152-50, con 19 juegos y 4 tantos en las Copas incluyendo la Copa de Honor de 1918 en la que Platense alcanzó la final y cayó por la mínima ante Independiente. Ocupó todos los puestos de la delantera. Vecino del barrio y goleador.
Puntero derecho de excepción, goleador nato, célebre por la potencia de sus remates, la historia Calamar le guarda el octavo lugar a Santiago Julio Vernazza (1928-2017), que hizo las inferiores en Platense, debutó en 1947 y jugó cuatro temporadas en el primer nivel argentino. Con 110 partidos y 53 goles (108 y 52 en torneos por los puntos) dejó una huella y un recuerdo que se reavivó cada vez que jugó para los veteranos y volvió al club como hincha. El popular Guito, luego multicampeón con River, fue implacable con Banfield (8 goles) y con River-Racing a quienes les hizo cuatro goles a cada uno. Hizo 18 goles de penal. Le metió un gol olímpico a Lanús y concretó un triplete en el impresionante 6-0 a Chacarita en la enorme campaña de 1949.
El “Muñeco” Goleador. Se trata de Oscar Coll, talentoso delantero que llegó desde River por el pase de Vernazza en 1951. Jugó tres temporadas y en el ciclo 1951-53 se despachó con 51 goles en 83 partidos, lo que significa un promedio de 0,61 gol por partido. Impresionante. Le hizo 16 goles a los cinco grandes, su punto fuerte fue Independiente (6), seguido de River (4) aunque le marcó media docena a Estudiantes y cinco a Atlanta. Al pincha le hizo dos veces tres goles, en el 3-0 de 1952 y 3-2 de ese mismo año, en la victoria obtenida en La Plata. Se fue al Ciclón y deslumbró en Español de Barcelona y la Universidad de Chile posteriormente.
Compañero de Antonio Duarte, le tocó a Ricardo Cracco ocupa el décimo puesto. Otro crack surgido del club, que debutó con 18 años y se mantuvo durante nueve años, resultando una carrera que tuvo 189 partidos y 49 goles. Cracco arrancó como puntero derecho y se corrió un lugar hacia el centro. Hizo dos goles olímpicos seguidos a Almagro y Tigre en 1926, metió varios tiros libres y tuvo momentos de irregularidad por problemas personales. Se murió antes de llegar a los 40 años pero dejó un recuerdo imborrable. Su ciclo en ligas, abarcó 177 juegos y 46 tantos.
La misma cantidad de goles que Cracco hizo un muchacho que llegó desde Acassuso con 21 años y se acopló sin problemas al gran equipo de 1950. Alfredo López mostró su habilidad, su olfato de gol y su potencia. Metió 49 tantos entre 1950 y 1955, con 136 presencias. Era 9 y así se ubicó siempre en esa posición. Le hizo tres goles a Ferro en el mismo partido (6-0 en 1952) y fue verdugo de Huracán y Chacarita, cinco tantos a cada uno. Falleció en 2007.
Estos son los diez máximos goleadores en la historia Calamar. Aunque en el segundo pelotón aparecen otros nombres ilustres. También le tocó a Carlos Alberto Bulla (como a Sayago) debutar contra Chacarita en la primera fecha del torneo, en este caso de 1967. Fue triunfo del Marrón por 3-2 y dos goles suyos. Bulla formó una delantera de excepción con Miranda, Mugione, él, Subiat y Luis Medina (o Valdez, que lo sustituyó en 1969). Jugó tres años (1967 y 1969-70) con una producción de 48 goles en 107 partidos entre campeonatos y la Copa Argentina. Por los puntos, fueron 44 conquistas en 101 presencias. Le hizo cinco a Chacarita y a Estudiantes, sus mayores víctimas. Fue goleador del campeonato Nacional de 1969, con 14 conquistas. Crack.
También hizo 48 goles el querido Ernesto Ulrich, que debutó en 1969 y se quedó hasta 1979. Uno de los pocos que jugó en el templo de Manuela Pedraza y también integró el equipo en la inauguración de Vicente López, el 22 de julio de 1979 ante Gimnasia. El popular Motoneta hizo sus 48 tantos en 243 partidos. Fue campeón de 1976 en el ascenso a la A. Rapidísimo y certero.
Con 45 goles se ubican un goleador de mucha calidad y un definidor quizá menos sutil pero igual de efectivo. Luis Antonio Sánchez llegó desde Estudiantes de Devoto (hoy Caseros) para el profesionalismo en 1931 y el primer año con 19 de edad, hizo 20 goles. Se lo llevó Boca y allí ganó el título de 1934. Volvió a Platense y repitió excelentes actuaciones hasta completar entre 1935 y 1937. Fueron 45 goles en 100 partidos con 15 goles a los cinco grandes (5 a San Lorenzo y 4 a River) con un triplete en el enorme 5-2 sobre River en el viejo estadio de Alvear y Tagle (1931). Se murió muy joven, por decisión propia.
Héctor Scandoli llegó para ganar el ascenso en 1961 pero no lo consiguió. Ese mismo año le metió cuatro goles a Temperley (5-2) y tres a Almagro (5-1). Al año siguiente repitió con cuatro a Chicago (5-2) y tres a Los Andes (4-1) y en 1963 le hizo un triplete a Sportivo Dock Sud (6-0). Fue un goleador tremendo, al punto de hacer 45 tantos en apenas 68 juegos, en la vieja Primera B. Su promedio asusta: 0,66 es el mejor número dividiendo goles entre partidos disputados.
Turno de Antonio Campilongo, compañero de Huesito Sánchez y de Taquito Beristain. Fue extremo derecho desde 1931 hasta 1938 y partió a la Roma. Jugó 240 veces y conquistó 44 goles (228-43 en los torneos locales). Puntero clásico, desborde y centro perfecto, también supo hacer sus tantos que le marcó a 17 equipos diferentes. Los mismos tantos que señaló Marcelo Fabián Espina (44 goles en 163 partidos) un talentoso, referente, especialista en remates de media y larga distancia, capitán de la Selección Argentina jugando en Platense, máximo goleador del torneo en 1994. Producto genuino de las divisiones inferiores.
Después vienen el extremo izquierdo cordobés Roberto Torielli (140 partidos y 43 goles entre 1931 y 1947) con un registro de 130-40 en los campeonatos y cinco figuras inolvidables que suman 42 goles cada uno pero con diferentes historias y el unánime amor de los hinchas de Platense: Antonio Báez, José Luis Petti, Jorge Miranda, Pascual Molina y José Canteli. Un cóctel de cracks que arranca en 1932 y llega hasta mediados de los año ochenta. Por ellos, solamente, habría que escribir otro texto tan extenso como el que usted está leyendo.
Nota: Alejandro Fabbri
Fotografías: Museo Club Atlético Platense