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Daniela Giménez, nadadora paraolímpica de Platense de 23 años, nos dejó su punto de vista acerca de lo que significa para ella un juego olímpico, su trayectoria deportiva y las experiencias vividas.

CAP: ¿Cómo llegan en cuanto a la preparación física y deportiva para los juegos de Río?

Daniela Giménez: Este año empezamos una preparación muy dura, tuvimos muy poco descanso entre los Panamericanos, las fiestas y la vuelta a los entrenamientos, sólo una semana de pausa, asique le estamos metiendo pila, este año no hay excusa. Estamos entrenando muy bien, ahora que estamos en el período de concentración nos damos cuenta que somos los que mejor estamos físicamente de toda la selección, por eso estamos muy contentos y motivados para seguir el año.

CAP: Cuando miras para atrás y ves todas las cosas que lograste y tuviste que pasar para llegar hasta acá, ¿qué conclusiones sacas?

DG: Las mismas de siempre: entrenamiento, sacrificio y constancia. Eso es clave; nadie te regala tu lugar en ningún lado, acá te lo ganas entrenando y demostrándolo en cada torneo. Eso es lo que venimos haciendo, en cada torneo demostramos que nuestro lugar en la selección es indiscutible.

CAP: ¿Cuál es el objetivo que tenés personalmente para los Juegos Paraolímpicos?

DG: Personalmente estos van a ser mis terceros juegos, tanto en el primero como en el segundo hice final pero quede séptima en los dos, en la misma prueba. Ahora agregué una prueba más, en la que me fue muy bien en el Mundial del año pasado, que es 200 Medley. En el mundial quede cuarta por 30 centésimas, que es muy poquito, y dos semanas después tuvimos los Panamericanos; con la marca que saque, hubiese ganado la medalla de bronce en el Mundial. Estamos todas ahí, muy cerquita unas de las otras, con lo cual mi sueño como siempre es llegar lo más cerca del podio posible, lo vengo arañando, así que vamos a ver qué pasa. Si llego, estoy en el cielo.

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CAP: ¿Cómo crees que puede llegar a ser ese momento?

DG: La verdad que es indescriptible porque ya ganar una medalla a nivel Panamericano es una sensación que es difícil de explicar, sobre todo la de oro, estar ahí parado, que se levante tu bandera, que todos canten el himno de tu país, porque vos estas parado ahí, es una cosa impresionante, no se puede describir con palabras. La verdad que estar en un podio olímpico, estar dentro de las tres mejores a nivel mundial, ni yo me lo imagino todavía.

CAP: Después de lo que se logró en Toronto ¿hubo alguna modificación a nivel infraestructura?

DG: No, únicamente nosotros a nivel país, desde el año pasado hasta enero de este año, tuvimos tiempo para generar plazas, o sea, para hacer las marcas mínimas, y que la organización mande una determinada cantidad de plazas de hombres y de mujeres, las cuales ya están definidas, así que de acá a junio hay que romperse el alma para justificar su lugar ahí. Pero el sistema sigue siendo el mismo de siempre.

CAP: Hablas de que hay que romperse mucho el alma, entrenar, del sacrificio y sabemos que el apoyo de la familia es fundamental para esas cosas ¿Cómo crees que se refleja eso a lo largo de los años que venís entrenando y cómo es ahora?

DG: Si digo que mi familia me apoyó en un 100% creo que me quedo corta. Hicieron hasta lo imposible para que yo, desde el primer torneo, tenga todo. Mi mamá me ha acompañado sin saber decir ni «hola» ni «chau» hasta Estados Unidos para que yo clasificara a Beijing, cuando no había un mango, tocando puertas por todos lados. Mi familia siempre me mostró el sacrificio que hacían para que yo esté ahí, entonces ¿cómo yo no voy a hacerlo? Yo soy del Chaco y desde los 17 años vivo sola, pasé dos años en Corrientes, uno en Australia, ahora estoy acá, siempre lejos de mi familia, pero sin embargo yo levanto el teléfono y no tardan ni diez segundos en resolverme el problema que tengo. Al margen de que van a todos los torneos que pueden para apoyarme, asique para mí, mi familia es fundamental, porque mi mamá y mi papá siempre fueron los primeros en levantarme, llevarme y traerme para que yo haga todo lo que tenía que hacer y jamás me faltaron. Desde chiquita me enseñaron que el sacrificio y la disciplina son importantísimos asique hoy ya me sale más automático. Realmente toda mi carrera deportiva se la debo a ellos.