Platense inició la nueva década con una campaña muy discreta en 1941, a pesar de que como visitante sus dos únicas victorias fueron resonantes. En la cuarta fecha visitó a Lanús tras un inicio de una igualdad y dos caídas. Fue el 20 de abril y el recuerdo de aquel partido contra los granates hoy sigue vigente.
El Calamar llegó a ir perdiendo por 4-1 en el primer tiempo y antes que finalizara la etapa, el habilidoso Juan Prado descontó cerrando el 4-2 a los 45m. En la segunda parte fue un festival ofensivo que llevó la cuenta a un contundente 7-4 para la visita, con la mejor actuación individual del año que produjo el centrodelantero Florencio Arigós, autor de cinco de los goles marrones.
En agosto, Platense recibió al futuro campeón River, que lo superó por un ajustado 2-1 y estuvo cerca del empate. Una semana más tarde visitó la flamante Bombonera y dio la nota al ganarle por otro 2-1 a Boca, gracias a la peligrosidad del puntero izquierdo Roberto Torielli, que había llegado ese año al club y se quedaría con ese lugar durante siete años seguidos.
El otro dato relevante de 1941 fue el debut oficial de un joven arquero de 18 años, que debió reemplazar al santiagueño Miguel Ángel López y a su suplente Felipe Marrero. Esa tarde, Platense derrotó 2-0 a Atlanta en Manuela Pedraza y Crámer con goles de Amiano y Torielli. El arquero debutante era Julio Adolfo Cozzi. Muy posiblemente el futbolista más importante de la historia del club. Tras alternar en varios partidos, Cozzi tomaría la titularidad para 1943/44 y se afianzaría en el arco siendo convocado a la Selección Nacional más adelante.
Los malos resultados de las últimas fechas implicaron una preocupación inesperada, la cercana presencia del descenso. El empate en la cancha de Tigre 2-2 en la penúltima jornada, alivió corazones y esfuerzos. La victoria final sobre Gimnasia sirvió para cosechar, ya que el descenso le correspondió a Rosario Central, que había llegado a Primera para 1939 junto con su vecino y archirrival Newell’s. El club da un paso adelante comprando el chalet ubicado en la esquina de Núñez y Amenábar, donde pasó a funcionar la sede social.
En 1942 la campaña mejoró y para eso contribuyó la incorporación de dos hombres de River (el medio Aarón Wergifker y el goleador Luis María Rongo), el insider derecho Ricardo Alarcón (ex Boca y San Lorenzo) y el wing derecho Alberto Belén, de Newell’s. Inicio con un empate y tres triunfos seguidos (Ferro, Banfield y Tigre) dejaron puntero al equipo, pero la dura caída contra Estudiantes en La Plata fue una nota insólita. Se pasó de ir ganando 3-0 a los pocos minutos a recibir siete tantos en el segundo tiempo. La ingestión de un mate cocido en el intervalo provocó una descompostura masiva en los jugadores que tenían que salir a cada rato a utilizar el baño del vestuario…
Platense había inaugurado su Velódromo el año anterior, construido detrás de la tribuna lateral visitante de su estadio en Núñez. Allí se organizaban las principales carreras de ciclismo del país, con gran concurrencia de público. El club crecía y los dirigentes buscaban terrenos para poder ampliar las instalaciones y los servicios de la institución.
Durante 1942 el desarrollo del equipo fue irregular, mezclando buenos rendimientos con algunas caídas inesperadas. La campaña fue desmejorando hacia el final y un par de triunfos muy festejados le cambiaron el ánimo a los hinchas y pusieron a resguardo al equipo de los últimos puestos. En las últimas cuatro jornadas Platense cosechó una amplia victoria en el Bosque ante Gimnasia (4-1 con tres goles de Rongo y uno de Prado), venció a Newell’s gracias a Rongo y se dio el enorme gusto de aplastar por 6-1 a San Lorenzo en el viejo Gasómetro. Esa noche del 14 de noviembre el Calamar arrancó perdiendo Alarcón y Rongo dieron vuelta el marcador. En el segundo tiempo llegó el aluvión de goles ante el atribulado arquero azulgrana Luis Heredia: tres tantos de Rongo, uno de Alarcón y otro de Torielli modelaron un triunfo histórico en el mítico templo de Boedo. El empate último ante Racing sin goles dejó a Platense ubicado en el puesto undécimo, con 26 unidades, a siete del colista y descendido Tigre. Rongo hizo 23 goles en el torneo y se ubicó cuarto en la tabla de artilleros detrás de los famosos Martino, Pontoni y Pedernera.
La campaña de 1943 fue la mejor en una década. La llegada del centrodelantero Raúl Frutos para sustituir a un lesionado Rongo le aportó más gol al equipo y se produjo el ingreso del versátil Raimundo Sandoval desde Tigre. Este jugador sería imprescindible durante la próxima década en diferentes posiciones. Platense repitió la victoria en el Gasómetro (2-1 con tanto en el último minuto de Frutos) y finalizó cuarto la primera rueda a tres puntos de River.
En la segunda parte bajó un poco su rendimiento pero logró finalizar el torneo ocupando el sexto puesto junto con Independiente y Racing. Doce victorias, seis empates y doce derrotas fue el saldo total, con la consagración de Frutos como goleador del torneo. El delantero conquistó 23 goles, la misma cantidad que Luis Arrieta (Lanús) y Ángel Labruna (River). El equipo marrón y blanco salía de memoria: Miguel Ángel López, Piano y Boero. Fonda, Toledo y Wergifker. Belén, Sandoval, Frutos, Prado y Torielli. El 29 de agosto jugó su último partido Gregorio Esperón, un emblema de Platense. Ejecutor de penales, capitán y hombre del seleccionado, disputó 244 partidos oficiales y convirtió 24 goles. Esperón es el sexto jugador con más encuentros jugados.
Aquel año de 1943 trajo un regalo extra: Platense inició su participación en el básquetbol de Capital Federal y logró ganar el campeonato ganando 30 partidos y cayendo solamente ante San Lorenzo. Al equipo se lo apodó “Los Aviones” por el buen promedio de altura de sus integrantes y lo formaron Federico Grasso, Sigfredo Duant, Neri Legarreta, Rafael Filadoro, Berísimo Bemmi y los complementaron Cruz, Hurrell, Wilder, Bonelli y Granelli.
Todo lo contrario ocurrió en 1944, porque a la valiosa incorporación de José Canteli –goleador de Newell’s- y la vuelta del artillero Rongo al centro del ataque, el equipo sufrió numerosos problemas para encontrar una línea de juego. Julio Cozzi alcanzó la titularidad y ese año se despediría el sólido defensor cordobés Domingo Boero, tras cinco años de jerarquía. El equipo hizo una pésima primera rueda (apenas tres triunfos en 15 fechas) y quedó último junto con Chacarita y Banfield.
En la segunda parte del campeonato logró buenas victorias como el 4-2 a Newell’s con cuatro tantos de Rongo y el 7-3 a Rosario Central, con triplete de Canteli. Faltando dos fechas para el final logró empatarle 2-2 a Boca, que se consagraría campeón en poco tiempo. Quedó Platense con 24 puntos, cinco por delante del descendido Banfield y con varias certezas. Cozzi daba una seguridad impresionante en el arco, tenía buenos atacantes y era difícil para cualquiera.
El equipo de básquetbol repite el primer puesto en el torneo porteño de 1944 ganando el Apertura y el Clausura. Al plantel se sumaron Jorge Uranga, Ernesto Rollo y Oscar Tedesco. En 1945 Platense consiguió su tercer campeonato y se ganó el respeto de todo el mundo, ganando varios torneos amistosos y Copas disputadas por los quintetos más importantes. En 1946 sería subcampeón de San Lorenzo y en 1947 Platense gana el Apertura y la Copa Piscicelli. El básquet Calamar obtendrá el tercer puesto en 1951, el subcampeonato en 1952 y el cuarto título en 1953 bajo la capitanía de Sigfredo Duant. Otro tercer puesto en 1954 cierra el exitoso ciclo de “Los Aviones”.
Volviendo al fútbol y al torneo de 1945, Platense alcanzó el séptimo lugar en la tabla final, venciendo a Racing y a San Lorenzo como local, derrotando nuevamente a Boca por 1-0 (gol de Pedro Gallina) y quebrando la sucesión de derrotas contra River al empatarle al campeón en dos goles, en Pedraza y Crámer. Fue la tarde en la que Julio Cozzi le atajó un penal a Ángel Labruna y fue Adolfo Pedernera quien empató con otro penal a falta de cinco minutos.
El Calamar sumó 30 puntos (12 triunfos, 6 empates y 12 derrotas) destacándose José Canteli y Pedro Gallina, que hicieron 29 goles (15 y 14) de los 50 que anotó el equipo. Julio Cozzi realizó atajadas notables en el campeonato y demostró –con 23 años- que la chance de atajar en la selección argentina seguía creciendo.
Por si le faltaba algo, Cozzi tuvo dos actuaciones espectaculares contra San Lorenzo y Boca, que encabezarían la tabla final del torneo de 1946. Platense sostuvo dos empates sin goles contra los dos candidatos al título de esa temporada, finalmente en manos de los azulgranas. En 1946 se despide el formidable delantero Juan Segundo Prado, un habilidoso de aquellos, que cumpliría once temporadas con la marrón y blanca. Prado convertiría 55 goles en sus 210 partidos oficiales.
También se producirá la venta de Juan Carlos Fonda a Racing, se despidirán Aarón Wergifker y aparecerá un goleador de las inferiores llamado Eduardo Ricagni. Precisamente, el mismo Ricagni –vecino del barrio- será el goleador del equipo con 17 conquistas. El 6-0 a Tigre el 1° de diciembre muestra el poderío ofensivo con tres goles de Canteli, uno de Sandoval, otro de Belén y uno de Gallina. Platense ocupará el octavo puesto entre dieciséis clubes. Exactamente la mitad de la tabla.
Boca compra a Ricagni en 70 mil pesos y el delantero deja Platense tras escasos 35 juegos en los que convirtió 23 goles. Tras la apresurada venta del goleador (con una sola temporada completa en la A) Platense no consiguió un reemplazante de sus quilates. Sin embargo, durante 1947 debuta Santiago Vernazza, que se luciría como puntero derecho durante cuatro años. Con él Platense suma potencia ofensiva para terminar en la medianía de los 29 puntos, ocupando el noveno lugar general.
De aquel 1947 se destacan los dos triunfos contra Huracán por 1-0, el empate sin goles en la Bombonera y el festejado triunfo 3-2 ante Independiente en Avellaneda, un partido que no pudo finalizar por los incidentes provocados por los hinchas del Rojo. Tomás Pedaci lució como uno de los mejores jugadores, además del infalible Cozzi, que ese año fue el arquero titular de la Selección Argentina que ganó la Copa América de Ecuador.
Mientras arrancaba 1948, Platense ya estaba a punto de comprar las tierras de Vicente López cuya escritura se firmó el 27 de octubre de ese año. El flamante presidente Arturo Sagazola armó un equipo con mayores pretensiones, lo que redundó en las llegadas del gran insider derecho Antonio Báez, que llegó desde River y del wing izquierdo santiagueño Vicente Sayago, que iniciaría una exitosa campaña en Platense al punto de consagrarse como el máximo goleador del club en toda su historia. También arribó Francisco Rodríguez (de Atlanta, insider izquierdo) y con él se fue armando una línea delantera que haría historia.
Platense liderará el torneo hasta la séptima fecha con triunfos resonantes ante Banfield, San Lorenzo, Boca y un contundente 4-0 sobre Estudiantes de La Plata. Una caída en el juego hizo mella en el rendimiento y el equipo terminaría siendo octavo junto con Boca en media tabla. La llegada de los árbitros ingleses sirvió para equiparar fallos con los equipos poderosos, ya que los buenos jueces británicos no sufrieron las presiones que tenían los soplapitos locales. Ese año debutará Jorge Maldonado, otro producto de la cantera Calamar, lo mismo que el defensor Juan Carlos Menéndez lo había hecho en 1947.
Para 1949 llegan el centrodelantero Federico Geronis (Central y Boca), el eje medio Manuel Rodríguez (hermano de Francisco) y el equipo adquiere un solvencia muy superior a las últimas temporadas. Platense alcanzará el segundo puesto del torneo mostrando una potencia ofensiva llamativa: 1-0 a Boca en Núñez, 2-1 al Ciclón en Boedo y 2-0 al futuro campeón Racing que se presentó en Manuela Pedraza con su equipo estelar. Al finalizar la primera rueda, el Calamar estaba tercero a dos puntos del primero River y a uno de Racing.
En la segunda rueda hubo empates de visitantes contra Racing (2-2) y River (2-2), amén de un final a toda orquesta con 4-1 sobre Newell’s. Se pierde el título de subcampeón con el cuadro de Labruna en dos partidos jugados cuando el torneo había finalizado pero lo hecho estaba hecho.
Julio Cozzi se va a jugar a Millonarios de Bogotá en el inicio de 1950, llevado por Adolfo Pedernera junto con Alfredo Di Stéfano y Néstor Rossi. Llegan hombres del ascenso como Víctor Rodríguez y Alfredo López, exquisito delantero central. La delantera titular formada por Vernazza, Báez, Geronis, Francisco Rodríguez y Sayago produce un rendimiento espectacular y consigue vencer a Boca por 6-3, a River por 4-3, a Independiente por 3-0 y finalmente al campeón Racing por 5-3. Hasta la fecha 23, Platense se ubica segundo de la Academia, pero una serie de caídas lo alejarían de los primeros puestos. Se ocupó el noveno puesto entre dieciocho equipos.
Para 1951 el club realiza su única gira a Europa. Bajo un invierno muy frío con mucha nieve y lluvia, Platense cae ante Sampdoria, Lugano, Lazio y Bologna, pero derrota a Spezia y en un resultado sorprendente, vence al Milan por 3-2 con dos goles de Geronis y uno de Cuello, siendo el sueco Nordhal autor de los dos goles italianos. En esa temporada, Milan sería campeón de la liga.
Se va Báez a Colombia, Vernazza es transferido a River y por su pase llegan el wing derecho Muñoz, el insider Negri y el delantero Oscar Coll. Este último será una atracción para los hinchas por su calidad y sus goles. El equipo no tiene la solidez de años anteriores y pierde varios partidos sencillos pero los triunfos afuera ante Independiente (3-1) y Boca (4-2) generan la confianza necesaria para zafar del peligro y dos empates contra River avalan la situación. El equipo finaliza dos puntos por encima de los descendidos Quilmes y Gimnasia. Oscar Coll convierte 18 goles y se ubica quinto en la tabla de artilleros.
Durante el torneo de 1952 se destacó netamente Oscar Coll, que conquistó 20 tantos, siendo superado por dos exjugadores de Platense como Ricagni (28) y Vernazza (23). Debut y éxito ante el tricampeón Racing en Núñez: fue 2-0 con goles de Sayago y Geronis. Empate 4-4 con el rojo, un festejado 4-1 a River y dos tripletes de Coll ante Estudiantes, en el 3-2 afuera y 3-0 adentro. El equipo finaliza noveno con 67 goles a favor, dos más que el campeón River y 17 más que el escolta Racing.
Dos triunfos muy trascendentes logró Platense durante el torneo de 1953. En la octava fecha supera por 3-1 a Banfield en el sur, cortándole la racha de 49 partidos invicto en su estadio al Taladro. Goles de Alfredo López, Horacio Torello y Vicente Sayago hicieron posible un triunfo inesperado en una cancha inexpugnable. Cinco fechas después, el 25 de julio Platense aplasta a Independiente por 4-0 en Núñez, con goles de Manuel Murúa, René Seghini, Alfredo López y Oscar Coll. El rojo había jugado con la delantera (Micheli, Cecconato, Lacasia, Grillo y Cruz) que había vencido 3-1 a Inglaterra unos días antes.
Tras otro triunfo ante Boca (gol de Oscar Coll) el torneo deja a Platense ocupando la undécima ubicación, cinco puntos por delante del descendido Estudiantes de La Plata. Coll, en su último año en la institución, marcará 13 goles, redondeando 51 goles en 83 partidos oficiales, una cifra extraordinaria. San Lorenzo será su nuevo club en 1954.
Sin el Muñeco Coll, ni Víctor Rodríguez (cedido a Huracán) pero con el regreso del crack Antonio Báez (el primero en volver desde Colombia), Platense se las ingenió para ser un equipo incómodo para todos, preciso para concretar sus chances y con una defensa muy sólida. Por esa razón se recuerdan especialmente el 2-0 a Boca con goles de Sayago y de Alfredo López. Se repite el triunfo ante Racing (2-0, Murúa y Sayago) y hubo un 4-0 a Ferro (triplete de Héctor López).
Lucimiento de Jorge Maldonado, que una década después guiaría a Independiente en la obtención de dos copas Libertadores, las primeras que ganó un club argentino. Buena aparición del delantero rosarino Gregorio Beraza (12 goles) y la ratificación de Báez como un director técnico adentro del campo, con una calidad incomparable. Platense finaliza en la cuarta posición, detrás de Boca, Independiente y River.
Para 1955 se produjo el esperado regreso de Julio Cozzi, que con 33 años y una larga campaña en Colombia volvía al club que quiso desde muy chico. Ventas inconvenientes, varias lesiones de jugadores fundamentales, bajo rendimiento de los más talentosos, formaron un combo muy difícil de superar. A pesar de algunas victorias resonantes (2-1 al campeón River con doblete de Sayago y una avalancha en la popular que derribó alambrado y arco) además de un 1-0 sobre Rosario Central en Arroyito con un penal que convirtió Maldonado, el equipo nunca dio la imagen de solidez que había tenido el año anterior.
Platense desciende por primera vez al caer en Avellaneda ante Independiente (0-2) y vuelve a jugar en la segunda división, algo que no hacía desde 1912. Había jugado 43 años consecutivos en la máxima categoría. Caído el proyecto de la construcción del estadio en Vicente López, el momento es durísimo y comienzan a emigar los mejores futbolistas. Cozzi y Maldonado se van a Independiente, Báez abandona el deporte, Alfredo López pasa a San Lorenzo.
Final de una época gloriosa. Inicio de un camino desconocido, durísimo, donde muchos equipos previamente habían sufrido para volver a ubicarse en la primera categoría. Platense sería subcampeón dos veces en épocas de un único ascenso. Recién nueve años después lograría el regreso triunfal a la Primera División.
El Calamar comenzó su largo camino para volver a Primera el domingo 15 de abril de 1956 en Junín, enfrentando a Sarmiento. Iba perdiendo 3-1 pero consiguió empatarlo gracias al esfuerzo de Héctor López y de Vicente Sayago, que jugaba su última temporada en el club. El equipo dirigido por el exjugador Raimundo Sandoval nunca consiguió afirmarse en el torneo y si bien logró algunos resultados llamativos (7-0 a Almagro en Vélez y 4-0 a Banfield) cerró una temporada apenas discreta ocupando el séptimo puesto entre 18 equipos. Lo único valioso fue la aparición de Martín Pando (diminuto volante derecho) y de Rubén Sosa, un tremendo cabeceador ofensivo, producto de las divisiones inferiores.
El torneo de 1957 pudo haber significado el rápido regreso a Primera, pero Platense lo dejó escapar a escasas fechas del final ante Central Córdoba de Rosario, que ascendió por primera y única vez en su historia. Platense lideró buena parte del torneo pero a diez fechas del final lo superó el equipo rosarino y dos caídas (Almagro y Argentino de Quilmes) lo distanciaron tres puntos del futuro campeón. Rubén Sosa hizo 18 goles y fue la figura largamente del equipo. En el inicio de 1958 fue transferido a Racing y se consagró campeón pocos meses después en la Primera División.
Los siguientes seis años en la vieja Primera B no dejaron casi nada positivo. Noveno en 1958 con un par de goleadas (5-1 a Talleres y a Colón) y la aparición del pelirrojo delantero Juan Carlos Morrone, otro producto genuino del club, que rápidamente mostró sus condiciones y su poder de fuego. Brilló Eduardo Balasanián, atacante que llegó por la cesión del Marqués Sosa a Racing. Quinto puesto en 1959 con buena primera rueda pero sin regularidad en la segunda. Fue Morrone quien deslumbró con 18 goles, tres más que Balasanián, aunque no alcanzaron porque Chacarita nos sacó seis puntos de ventaja.
Nuevamente octavo puesto en 1960, muy lejos del sorprendente Los Andes campeón. De nuevo fue Morrone la figura y el alma del equipo. Segundo goleador del torneo, conquistó 22. En esa temporada Platense produjo un 8-2 sobre Deportivo Morón y un 5-1 visitando a Temperley. A comienzos del año siguiente sería transferido a la Lazio, el fuerte equipo italiano. Con ese dinero se pudieron construir las piletas de natación en el predio de Vicente López y hacer realidad los vestuarios. En aquel 1961, Platense incorporó a Ángel Labruna como entrenador. Sin embargo, fue Labruna quien se dio el gusto de jugar dos partidos oficiales (ante Central Córdoba y Tigre) con los que selló su despedida como extraordinario futbolista. Platense peleó hasta el final del torneo, pero no le alcanzó y se ubicó en la cuarta posición. El trío Mazzeo, Zarich y Scandoli aportó 37 de los 65 goles del equipo.
El inicio de 1962 fue desastroso. Tres derrotas con 13 goles en contra. Se fue Labruna pero comenzó a jugar el mendocino Orlando Garro, delantero cerebral y muy efectivo. El torneo lo lideró Banfield desde el inicio y acumuló una ventaja indescontable. Platense disfrutó de la dupla que formaron Garro y Scandoli que hicieron 46 de los 76 goles del equipo. El subcampeonato no alcanzó para el ascenso pero se produjeron algunos triunfos espectaculares como el 6-0 a Sportivo Dock Sud, el 5-2 a Chicago y un 4-0 a Newell’s Old Boys. Nueve puntos lo separaron de Banfield.
El campeonato de 1963 lo pelearon cuatro equipos pero Platense quedó atrás de ellos. Se dio la curiosa situación de un cuádruple empate en el primer puesto y hubo minitorneo que ganó Ferro y ascendió nuevamente. Platense llegó quinto detrás de ese grupo. El tándem Garro-Scandoli volvió a funcionar implacablemente (27 goles entre ambos) y quedaron para el recuerdo otro 6-0 a Dock Sud, un 5-1 a Tigre, un 5-0 a Los Andes y un 7-2 a Central Córdoba. Fue el año previo al campañón que permitió regresar a primera división.
Para 1964, la AFA decidió aumentar groseramente la cantidad de equipos en Primera B. Los llevó de 17 a 24, dividiéndolos en dos zonas (Norte y Sur) de doce cada una. Los primeros seis cuadros de cada una se clasificarían para disputar los dos ascensos. Platense finalizó quinto y sufrió hasta el final para ingresar en la lucha decisiva. Se fueron afirmando varios jóvenes como Jorge Miranda (llegado desde Racing), Olindo Guzmán (delantero cordobés) y Néstor Togneri (de las inferiores). En el torneo corto no hubo forma de alcanzarlo a Lanús, que se cortó arriba y ganó el primer ascenso a la A. En la lucha por el segundo puesto se llegó tras la última fecha a un quíntuple empate y hubo que hacer un minitorneo de cinco en canchas neutrales.
Platense era dirigido por Antonio Faldutti, un joven entrenador que venía de ascender a Ferro Carril Oeste. Faldutti debutó el 22 de agosto y tardaría apenas cuatro meses en llevarlo a Primera División. En el pentagonal de desempate hubo victoria con Chicago (1-0), empate con Español (1-1), triunfo ante Almagro (2-0) y se ganó el ascenso al derrotar a All Boys por 2-1, en una noche veraniega ante una multitud en el viejo Gasómetro. Lo real es que los albos de Floresta sólo necesitaban empatar para conseguir llegar a la A, pero Platense los venció con un gol de Orlando Garro, el empate de Carro y el tanto del ascenso que consiguió Guzmán, al cabecear un centro que envió Togneri desde el costado derecho en el arco de la calle Muñiz.
Después hubo media hora de juego y en ese lapso se agigantó la figura de Enrique Topini, el arquero Calamar, que atajó todo lo que le tiraron y se convirtió en el héroe de la noche. El Topo o El Gringo, había llegado en 1959 y se mantuvo jugando hasta 1973. Es el jugador con más partidos en toda la historia de Platense. Hubo euforia en la multitud marrón y blanca, la mayoría eligió marchar caminando hasta Núñez y Saavedra, los reductos históricos. Fue el 29 de diciembre de 1964 y el nuevo año iba a empezar cargado de esperanza e ilusión. Platense había vuelto.