La historia volvió a escribirse. Después de mucho trabajo, horas de entrenamiento, gestiones incansables y un gran esfuerzo de toda una comunidad que nunca olvidó lo que el básquet femenino significó para Platense, las chicas regresaron al parqué de Vicente López tras 23 años de ausencia. Una espera larga, pero llena de recuerdos dorados, finalmente culminó en una jornada memorable.
El Microestadio Ciudad de Vicente López se vistió de gala, decorado por la emoción y el calor de familiares, amigos y socios del club que se acercaron para presenciar un día histórico. Allí estaban las veteranas que conocieron la gloria de aquellos años ochenta y noventa, junto a las pequeñas que comienzan a soñar con seguir sus pasos. Platense se enfrentó al equipo de la Universidad de Buenos Aires en su debut como local en el torneo metropolitano, un partido cargado de emociones que trascendió ampliamente de lo deportivo, pero termina siendo una anécdota.
Roberta Lamy, capitana del actual equipo, sintetizó el sentimiento colectivo con una voz quebrada por la emoción: “Me despertaron sentimientos de mucha emoción y grandes recuerdos después de 23 años. Ver la cancha llena con la familia, amigos, y gente del club fue hermoso”. Además, comentó sobre el esfuerzo que hicieron para este regreso: “Junto con mi amiga Georgina Deserio luchamos mucho para que vuelva el básquet femenino al club. Y jugar una última vez con la marrón y blanca en casa es súper movilizador para nosotras”.
Roberta tampoco ocultó la importancia que este regreso tenía para ella: “El básquet femenino Calamar para mí significa muchísimo, es poder dejarles a todas las generaciones futuras un lugar para poder disfrutar de la naranja y sobre todo de nuestro club. Que puedan crecer y vivir libres dentro de Platense. Es algo que me quedará marcado para siempre, donde formé lazos y un sentido de pertenencia para toda la vida”.
Platense no es un club cualquiera en el mundo del básquet femenino argentino. Desde que en 1976 las chicas comenzaron a picar la pelota bajo los colores marrón y blanco, rápidamente ascendieron a Primera B en 1978 y a la Primera en 1979. El club dominó los campeonatos desde 1980 hasta 1987, alcanzando el segundo puesto en el Sudamericano de Mayores de Clubes Campeones en 1987, dejando un legado que aún resuena en la memoria colectiva de la institución.
Luego de una reorganización interna, las Calamares recuperaron fuerzas, conquistando numerosos campeonatos juveniles e infantiles entre 1989 y 1994, muchos de ellos de manera invicta. En esos años brillaron figuras como Marcela Colombo, Romina Pecnik, Susana Quatrocchi y Gabriela Cassini (madre del actual jugador del plantel profesional Franco Smaniotti), reconocidas en diversas ocasiones con premios a las mejores deportistas. No es casualidad que Platense se consolidara como una cuna de talentos, muchas de cuyas jugadoras llegaron incluso a representar a la Selección Argentina en competiciones internacionales.
Fernando Wendt, presidente de la subcomisión de básquet del club, no dudó en expresar la relevancia de este retorno con gran orgullo: “Es una alegría inmensa volver a ver al básquet femenino en todas las categorías. Este deporte nos dio muchas alegrías en el pasado y ahora estamos viendo cómo ese sueño vuelve a hacerse realidad. Ver la felicidad de las chicas, la emoción de las familias, es algo que confirma el camino que emprendimos hace años. Volver a ocupar ese lugar de privilegio que siempre tuvo este deporte para Platense es nuestra gran meta”.
Una emoción compartida profundamente por Georgina Deserio, actual jugadora que confesó con nostalgia: “Es muy difícil describir lo que sentí. Volver a jugar en casa me hizo revivir mi infancia, recordar a mis amigas, a mi viejo que ya no está y que me dejó esta pasión por Platense. Es cumplir un sueño poder retirarme acá, en el club que me formó, donde descubrí el compromiso, la disciplina y el sentido de pertenencia. Ahora, ver que las nuevas generaciones van a poder experimentar esa felicidad es indescriptible. Platense siempre estuvo hermoso, pero faltaba el básquet femenino y hoy puedo decir que soy plenamente feliz porque volvimos a casa”.
La noche de la vuelta transcurrió entre aplausos, lágrimas de alegría y recuerdos que volvían nítidos a la memoria del público presente. Fue una celebración, pero también una reivindicación histórica: Platense volvió a abrir las puertas a aquellas mujeres que alguna vez escribieron páginas doradas y hoy comienzan a contar nuevas historias. La naranja volvió a picar fuerte en Vicente López, prometiendo que, esta vez, llegó para quedarse.
Nota: Ignacio Ruggeri || Fotos: Delfina Zaragoza
Departamento de Prensa C.A. Platense