El 19 de julio de 2017, Fernando Ruiz desembarcó en Platense para intentar -como tantos otros- sacar al club de la difícil e incómoda Primera B Metropolitana. Su corta carrera como DT ya le había deparado algunas satisfacciones y un antecedente reciente como el ascenso con Almagro. Te invitamos en esta nota a que conozcas al detalle la historia de nuestro entrenador Fernando Ruiz, quien en poco menos de dos años y con mucho trabajo, hace soñar a todos los Calamares con el regreso a la máxima división de nuestro fútbol.
“Mi viejo vino desde Tucumán a una pensión en Villa Concepción (Villa Zagala)…mi vieja ya era de allí… y ahí se conocieron…” así arrancaba la historia del actual entrenador del Club Atlético Platense: Fernando Ruiz. Nacido en Capital Federal el 26 de abril del año 1972, vivió hasta el año ’81 en ese popular barrio, lindero al partido de Vicente López.
El fútbol fue parte de su vida desde chico: “todos los días después del colegio cruzábamos con mis primos a lo que en ese momento era “Canguro” que tenía un playón enorme, a jugar a la pelota”. Algunos años más tarde, los Ruiz se mudaron a Don Torcuato: “Allí mi viejo se hizo la casa y nos pudimos independizar un poquito de mis abuelos”.
Su primer contacto con el fútbol de “cancha de 11” fue en el Club Caza y Pesca. “Empecé a pasar por todas las posiciones porque de chico todos queremos ser delanteros, hasta que el primer entrenador de mi infancia, un polaco de apellido Koch, lúcido e inteligente se dio cuenta de ‘mis condiciones’ y me mandó a la zaga”. Ese puesto sería el que le permitiría a Fernando debutar en primera división, luego de haber pasado por inferiores de Deportivo Armenio e Independiente de Avellaneda y el que mantendría a lo largo de toda su carrera como futbolista. “Estuve 2 años en Independiente, cuarta y reserva, vuelvo a Armenio después del préstamo y allí debuto en primera en el año 91”.
Desde ahí en adelante vendrían: Atlanta en la B Nacional, su regreso a Armenio, un paso por la primera división de Guatemala en el club Sacachispas de ese país, su casamiento en 1999 y su afincamiento en Caseros (barrio donde aún vive), el primer paso por Estudiantes de Buenos Aires donde logró su primer título como futbolista, Deportivo Español y su segundo título, la vuelta a Estudiantes donde compartiría equipo con Daniel Vega y el Pocho Lavezzi para luego tener su tercer regreso al Deportivo Armenio, donde dejaría de lado los botines y se pondría el buzo de entrenador.
Transcurría el año 2007 y Fernando Ruiz decidía continuar vínculo con el club que lo vio debutar como futbolista profesional, pero esta vez desde afuera del campo. “Tuve la suerte de terminar mi último partido como jugador, tomarme 15 ó 20 dias de vacaciones para planificar y poder empezar a dirigir”. El gran desafío era relacionarse con aquellos jugadores que hasta ese momento eran sus compañeros. ”Fue un gran grupo, la convivencia fue perfecta con ese plantel, no hubo invasión de ninguna de las dos partes… aprovechamos el conocimiento que nos teníamos y terminamos jugando semifinales del reducido y perdiendo sobre la hora con el Los Andes de Della Picca que después termino ascendiendo”.
Siguieron algunas experiencias no del todo satisfactorias, Deportivo Español, Estudiantes, su regreso a Armenio… Incluso una época en la que fútbol le era esquivo. “Hubo una época en la que sufría por no ver el pasto…iba a ver partidos, miraba el teléfono todo el tiempo…es difícil…cuando no trabajas se sufre mucho”. Ruiz sentía que le faltaba algo. Una parte de su vida, su gran pasión. “La gente cree que el jugador fútbol es distinto a todo…es el mejor trabajo del mundo porque te pagan por algo que aprendes a jugar desde chico, pero también te quita tiempos, te perdés cumpleaños o situaciones familiares”.
Pero como dice Fernando: hay que estar preparado para todo. “Me llegó el llamado de Almagro y me pareció raro y diferente…yo vivo en Caseros y si bien no soy hincha, ascendí con ese club y estoy identificado con Estudiantes”. La hora de volver a trabajar en el fútbol había llegado. “Siempre nos acordamos que al principio los hinchas no nos dejaban entrar al club, me decían que yo era de la vereda de enfrente”. Pero como profesional estaba dispuesto a seguir adelante. “Ya contratado por Almagro, nos sentíamos incómodos, había rispideces con la gente…entonces les dije a estas personas: déjenme trabajar 5 partidos y si en 5 partidos esto no funciona me voy solo”. Lo dejaron trabajar y Almagro que estaba peleando el descenso terminó ascendiendo a la B Nacional. “Se empezó a generar la confianza entre el cuerpo técnico y los jugadores, se fue encontrando el funcionamiento colectivo e individual y terminó en la locura del ascenso”. Primer título como entrenador.
Luego vino Atlanta, donde dirigió 27 partidos, con 11 triunfos, 8 empates y 7 derrotas.
Y hace casi dos años llegó el llamado desde Vicente López. “Cuando llegamos a Platense, sabíamos que veníamos a un lugar con mucha historia, que teníamos una sola bala, y que lo único que servía era salir campeón”. El Calamar tenía la necesidad imperiosa de salir de la B metro, venía de otra frustración y con un plantel que había que reforzar. “Cuando empezamos el armado teníamos la posibilidad de traer 8 jugadores, había que elegir puntualmente, eso a veces esta bueno porque te obliga a no fallar”. Y el equipo se fue armando. “El cupo después gracias a Dios se amplió a 10 incorporaciones y vinieron Jorge (De Olivera) y Juan (Olivares)…en ese momento vimos que teníamos un plantel de mucha jerarquía para la divisional…el desafío nuestro era hacerlo funcionar”. La obsesión de Ruiz era conseguir un Platense protagonista, con una idea y un funcionamiento que se prolongara en el tiempo. “A partir de que fuimos compitiendo vimos que este plantel estaba para más…eso significaba que este equipo podía dar el salto de categoría y pelear en la otra divisional, teníamos jugadores con experiencia y jóvenes que venían asimilando una situación y estaban para dar el salto”. Y el equipo se fue armando y tomando forma. “En eso nos ayudaron mucho los jugadores, sobre todo los de más experiencia que son los que pudieron unir todas las alternativas dentro de un vestuario y potenciar a los más jóvenes. Tenemos un grupo de jugadores que más allá de la edad parecen de la vieja escuela, generaron pertenencia, compromiso con lo que hacen, entienden que uno es jugador de fútbol durante todo el día, eso es muy importante”.
Este es Fernando Ruiz, el mismo a quien su abuelo llevaba en bicicleta a la cancha, el que jugaba a la pelota con sus primos en Villa Concepción, el que se apasiona hablando de fútbol, el que no se reprocha el no haber jugado en primera porque siente que lo dio todo, el que trabaja día a día para que sus equipos sean protagonistas, el que vino a Platense a salir campeón y lo logró…el que sueña con dirigir a Platense en Superliga.